Noticia del Diario de Teruel
Sara Falo 07/04/2015
Pilar Martín nació el 6 de abril de 1915, convirtiéndose ayer en
vecina centenaria de Montalbán. El Ayuntamiento de la localidad quiso rendirle
un pequeño homenaje acercándose hasta su casa para hacerle entrega de
una copia enmarcada de su partida de nacimiento sacada de los archivos del registro
civil del municipio y de una reproducción de la Iglesia de Santiago el Mayor,
figura singular y muy representativa para todos los montalbinos.
Pilar estuvo acompañada de Isabel, su hija mayor, sus cinco nietos y nueve
bisnietos. El mayor de estos tiene 30 años y la más pequeña, Lola,
ocho, que afirmó ilusionada que cuando llegara al colegio en Barcelona, de
vuelta de vacaciones, les contaría a sus compañeros que su bisabuela tenía
ya 100 años.
Pero la vida de Pilar no fue un camino de rosas, como la de la mayoría de mujeres
de esta generación. Con poco más de 20 años se quedó viuda y
con dos niños a los que atender cuando su marido, tras tener que incorporarse
a filas en la guerra civil, perdió la vida en el campo de batalla.
Así, Pilar tuvo que trabajar mucho para sacar adelante a su familia. Estuvo
trabajando en la fonda de la localidad, limpiando donde la llamaban, llevando agua
al horno, todos los días sin descanso, hasta tuvo que dedicarse al estraperlo
porque no le quedó otro remedio, recuerda su hija.
Montalbán y Barcelona
La mayoría de estos cien años han transcurrido en Montalbán, aunque
cuando nacieron sus nietos de Barcelona, se desplazó hasta allí para ayudar
a su hijo, ya fallecido.
Actualmente vive con su hija Isabel, que con 80 años está pendiente de
sus cuidados, porque, aunque se encuentra perfectamente y tiene una salud de hierro,
últimamente requiere un poco más de atención. Pilar sigue siendo
casi tan presumida como cuando era un poco más joven y, aunque ahora no va
a la peluquería todas las semanas, le gusta arreglarse para salir a la calle
a tomar el sol y a charlar con los vecinos cuando el tiempo lo permite. "Total
son 100 años", comentaba una Pilar risueña y emocionada mientras comía
un pastel de alma rodeada de sus seres queridos, que hinchan pecho por la fortaliza
de Pilar y por el ejemplo de tesón y lucha que ha representado para ellos a
lo largo del último siglo